A lo largo del tiempo la mujer ha luchado por reivindicar sus derechos y si bien es cierto se han logrados importantes avances en muchos aspectos, también se han perdido aspectos importantes, como el que la mujer no sabe cuál es su lugar en la estructura familiar vigente o en la sociedad.
Dentro de cada sistema familiar ha transcendido en el tiempo, el rol de la mujer “sufrida”, aquella que tiene que luchar por su propia vida y por la vida de sus hijos, aquella que ha sido vejada tanto por los hombres como por la sociedad y eso existe en el inconsciente colectivo. Quizás por lealtad a las mujeres de nuestra familia, nos quedamos atadas a esa creencia.
A quedado muy olvidado el papel de la “Diosa mujer” “Diosa nutridora y dadora de vida”, al querer reivindicar nuestros derechos las mujeres hemos perdido nuestro rol femenino y hemos empezado a luchar contra el hombre… a procurar una igualdad que no existe ni siquiera a un nivel físico. Cada género representa un punto importante de la creación y cada uno cumple un rol específico.
El papel de la mujer es de nutridora, dadora de vida…la mujer lleva al hijo en su vientre, no sólo por su maravillosa y acogedora matriz, sino por su capacidad de dar forma, de proteger y establecer una conexión profunda con su hijo. El hombre por otra parte regala esa fuerza que el niño requiere (el espermatozoide que viene del hombre realiza un gran esfuerzo por la vida y el óvulo como buena mujer es receptivo y acogedor). En ese acto tan simple como es la concepción se puede ver claramente la diferencia entre lo femenino y lo masculino.
El papel de la mujer más que de “lucha” es importante que sea de receptividad, de empatía, de rendición. Y eso no quiere decir que no pueda trabajar en aquello que desea, sino que debe buscar un sano equilibrio. Aunque el hombre se vaya del hogar, la mujer se puede quedar desde su lugar…permitiendo que los hijos también vayan a sus padres, sin resentimiento por él… al fin y al cabo ella se ha quedado con lo más importante de esa unión… sus hijos.
Cuando las mujeres comprendemos que el que un hogar funcione medianamente bien, depende en gran parte de ella, porque tiene las características necesarias para que así sea…desde el día que se acepte eso sin “creer que es una gran injusticia”, los hogares se harán más fuertes. Desde el día que comprendamos que no somos las madres de nuestras parejas, sino su mujer…comprenderemos que ese hombre nos valora como las diosas que somos…no sin antes reconocerlos a ellos también como parte importante del hogar…
Cuando nosotros ocupamos nuestro lugar el otro se ve en la necesidad de asumir el suyo…pero cuando estamos en un lugar equivocado el otro simplemente se mantiene en un lugar seguro.
Suelta y ríndete a ese diosa creadora que yace dormida dentro de ti…agradece ser mujer… toma la fuerza de las mujeres de tu familia…reconoce tu igualdad a ellas y luego inclínate ante ella con respeto y amor…sólo así tendrás la energía para ocupar tu lugar.
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Escrito por Luz Rodríguez
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