Uno de los errores más grandes que se pueden realizar en nuestra propia vida es intentar “salvar” “sostener” “enlazar” nuestro sistema familiar… cuando un pequeño se levanta y quiere hacer algo para “unificar” a la familia está haciendo un papel que no le corresponde acarreando para su vida un gran resentimiento
por los miembros del sistema por querer “ser el grande”, puede despertar sospechas al creerse “superior” “el único” capaz de ayudar a la familia… es una acto de soberbia…
Y cuando no se puede “salvar” a la propia familia, se dedica profesionalmente a causas humanitarias o a terapeutas... porque en nuestra inocencia seguimos queriendo salvar a nuestra familia… ahora proyectada en la humanidad. Es importante verificar desde que lugar se está sirviendo o dando lo mejor de nosotros, Cuando alguien se plantea solucionar algo en su familia, con frecuencia se está proponiendo algo que no está en consonancia con algo más grande. Entonces, aquello que se propone fracasa, porque la idea es aceptar y reconocer los vínculos con humildad, ocupando nuestro lugar.
El procurar cambiar sin cambiar…. es creerse “mejor”…es importante recurrir al trabajo de “la no acción”, observando, confiando en que el alma siempre sabe buscar su lugar… honrando nosotros desde nuestro lugar… esperando que emerja la frase sanadora en nuestro interior y dejar que cada quien siga su propio destino.
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