El ser padres representa el acto más hermoso y creador que puede experimentar un ser humano, debido a que es el fruto de la consumación del amor entre un hombre y una mujer… es el signo de que el vínculo se mantendrá a lo largo del tiempo y que dejará un legado. Es por ello que cuando por diversas causas el embarazo no llega a su fin son muchos los sueños que se vienen abajo y por ello se pone en peligro inclusive la unión de la pareja. Además de la influencia que tienen sobre los otros hijos de la pareja.
Una de las consecuencias que puede tener es que el vínculo de la pareja se afloja, porque no son capaces de llevar el dolor compartido. Puede que uno reprima su frustración y el otro se suma en el dolor, sin que ninguno de los dos esté disponible para llevar su dolor en conjunto. Inclusive puede que alguno de los dos se sienta culpable por sentir que un aspecto no quería al hijo o bien que sienta que el otro es el culpable.
Otra de las consecuencias si se tiene hijos es que se sienta empujado a seguir a este niño no nacido, ya sea negándose a comer o desconectándose de la vida porque se siente culpable de que él viva y su hermano no. Esto puede conducir a ser propensos a los accidentes. También puede generar rebeldía por no fiarse del todo de sus padres por sentir que no cuidaron lo suficiente de su hermano lo cual generaría conflictos de agresividad con sus padres. También puede que uno de los padres se aleje del otro y en consecuencia el hijo se vea en la necesidad de ser “la pareja energética” del otro padre…empieza ocupar un lugar que no le corresponde debido al “amor ciego” para que se mantenga la relación de pareja. Los padres también pueden sentir un fuerte deseo de sobreproteger a este hijo que ha quedado para suplir su dolor y ello puede conducir más adelante en sensación por parte del hijo de no dependencia e inmadurez emocional.
¿Cómo minimizar las consecuencias de la pérdida del bebe?
- Apoyándose en pareja, compartiendo el dolor. Llevando juntos la tristeza, estando presentes el uno con el otro.
- Liberarse de la culpa comprendiendo que la vida es solo un instante comparado con la eternidad, que la muerte es parte de la vida y que ese niño vive en su corazón y vino con la intención dar una experiencia de profundo aprendizaje.
- Apoyar al hijo si lo tienen… comprendiendo que quizás se pueda sentir culpable. Acompañándole con amor y sin sobreprotegerlo. Hablar del tema si lo pregunta.
- Si el hijo empieza a ser propenso a los accidentes o rebeldía, es importante que ambos padres como pareja hablen de sus sentimientos no expresados de la pérdida, que compartan todo aquello que no se atrevieron a decir, sin hacer juicio uno de otro de lo que sienta.
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Escrito por Luz Rodríguez
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